Top Image - Sommet International de l'Éducation du Futur - International Summit of Education for the Future - Cumbre Internacional de la Educación del Futuro

La leyenda del colibrí

por | Conciencia

Los colibríes de la educación del futuro

El Movimiento Colibrí

Creado en 2007 bajo el impulso de Pierre Rabhi, Cyril Dion y algunos amigos cercanos, Colibríes se moviliza para la construcción de una sociedad ecológica y humana. En el centro del movimiento está el cambio personal, con la convicción de que la transformación de la sociedad depende totalmente del cambio humano. La misión de Colibris es inspirar, conectar y apoyar a los ciudadanos y grupos que eligen una forma de vida diferente.

Juntos, los colibríes están diseñando una sociedad en la que la naturaleza y las personas, interdependientes y creativas, son el centro de cada decisión. El movimiento se basa en esta filosofía: cada uno puede hacer su parte para construir esta sociedad justa y sostenible.

La leyenda

Colibríes toma su nombre de una leyenda de los nativos americanos.

Un día, cuenta la leyenda guaraní, se desató un gran incendio en un bosque: una enorme zona boscosa fue repentinamente engullida por un voraz fuego salvaje.
La selva rugía de dolor, pero, sin embargo, todos los animales dormían.
El tucán, el mono, el caimán, el tapir, todos los animales huyeron de sus casas y salieron corriendo del bosque. Al llegar a la orilla de un arroyo se detuvieron a observar el fuego y se sintieron muy desanimados e impotentes. Todos se lamentaban de la destrucción de sus hogares. Todos pensaban que no podían hacer nada contra el fuego, excepto un pequeño colibrí.

Este colibrí en particular decidió que haría algo.
Se abalanzó sobre el arroyo, recogió unas gotas de agua, se adentró en el bosque y las echó al fuego. Luego regresó al arroyo y lo hizo de nuevo, y siguió regresando, una y otra vez.

Todos los demás animales lo observaron con incredulidad; algunos intentaron desanimar al colibrí con comentarios como: «No te molestes, es demasiado, eres demasiado pequeño, tus alas se quemarán, tu pico es demasiado pequeño, es sólo una gota, no puedes apagar este fuego».
Y mientras los animales se quedaban despreciando los esfuerzos del pajarito, éste se dio cuenta de lo desesperados y desamparados que parecían.

Al cabo de un rato, el armadillo, molesto por esta ridícula agitación, le dijo «¡Colibrí! ¿Estás loco? ¡No apagarás el fuego con estas gotas de agua! «

Y el colibrí contestó: «Ya lo sé, pero estoy haciendo mi parte».

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